¡¡¡POR FIN!!! Después de explicar que es la mediación, cuales son sus características y sus ventajas y en que consiste un proceso de mediación, voy a intentar haceros reflexionar sobre las ventajas de la mediación en los conflictos que surgen alrededor de la vida cotidiana de una persona mayor. ¡¡¡Vamos a ello!!!
Considerar la mediación desde una perspectiva psicosocial, significa tener en cuenta los factores del contexto, o lugar donde se utiliza, y los procesos psicosociales que ocurren en su aplicación, en la que están involucradas las relaciones interpersonales, el papel de las emociones, la comunicación verbal y no verbal, procesos de influencia social, efectos del poder y el status de las partes, etc.
Todo ello, pasa alrededor de nuestros mayores y sus familias. La convivencia diaria, la enfermedad sobrevenida, traen consigo conflictos que las familias no pueden gestionar por si mismas por el alto nivel de estrés a las que están sometidas.
Los pocos estudios recientes sobre este tema indican que la relación de conflictos que se suelen dar en esta etapa de la vida son los siguientes:
- Dificultades de convivencia entre padres‐hijos‐
- Desacuerdos entre hijos acerca del cuidado de una persona mayor enferma.
- Conflictos relacionados con los cambios de domicilio.
- Conflictos relacionados con los cuidados de larga duración.
- Conflictos relacionados con la gestión y administración de bienes de la persona mayor: incapacidad, donaciones, testamentos etc.
- Desacuerdos de la persona mayor o los miembros de su familia respecto a la atención socio‐sanitaria recibida.
- Problemas relacionados con la comunidad: molestias de terceros, adecuación instalaciones comunitarias etc.
En contextos geriátricos (residencias y centros de día) nos encontramos con diversidad de conflictos:
- Conflictos de relaciones (residentes‐familiares, residentes‐residentes, residentes‐cuidadores y/o profesionales, cuidadores‐cuidadores, gestores‐profesionales, entre otras).
- Conflictos con el entorno (espacios compartidos, privacidad, ergonomía, identificación e integración con el medio).
- Conflictos producidos por las diferencias entre expectativas y realidad (frustración, aislamiento, depresión).
- Conflictos por la pérdida de autonomía (dificultades en ejecución de actividades diarias, seguridad económica, declive de las facultades físicas y psíquicas).
- Conflictos creados por las carencias en las necesidades básicas (afectos, apoyo social, cuidados).
- En relación a los familiares del residente también aparecen conflictos entre estos y la residencia como: insatisfacción con los servicios de atención y cuidado al adulto mayor, coste y gastos del servicio, relaciones interpersonales (profesionales, cuidadores, gestores
Me gustaría terminar haciendo referencia a Bertschler and Cocklin (2004) que en su libro “Truce” plantean la mediación cómo una respuesta a la realidad de esta etapa adulta, a la vez que describen aquellas situaciones en que la mediación no debería ser aplicada (violencia doméstica, abusos, demencias…) que dará pie a mi siguiente post.
¡¡¡ Hasta pronto amig@s !!!